A lo largo de la historia, las relaciones entre parientes consanguíneos han sido vistas de manera diferente en diversas culturas. Mientras que algunas sociedades fomentaban estas relaciones para mantener la unidad familiar, como en el antiguo Egipto, otras, como muchos estados de EE. UU., las prohíben debido a los posibles riesgos para la salud de la descendencia.
Mayor riesgo de trastornos genéticos en las relaciones consanguíneas
Cuando ambos padres son parientes consanguíneos, comparten una mayor proporción de sus genes, lo que aumenta la probabilidad de que ambos sean portadores de las mismas mutaciones recesivas. Los trastornos autosómicos recesivos ocurren cuando ambas copias de un gen están mutadas, lo que conlleva un 25% de probabilidad de que el niño herede el trastorno si ambos padres portan la misma mutación. Aunque el riesgo disminuye con parientes más lejanos, sigue siendo significativamente mayor que en parejas no emparentadas. Los estudios estiman que el riesgo de transmitir un trastorno genético en relaciones consanguíneas es de 1.7 a 2.8 veces mayor que en parejas no relacionadas.
Garantizar descendencia sana con pruebas genéticas
Para reducir los riesgos, se recomienda encarecidamente realizar pruebas genéticas modernas, como el Test de Compatibilidad Genética (TCG), a las parejas consanguíneas. Esta prueba analiza entre 600 y 3,000 condiciones genéticas recesivas. Si ambos son portadores de la misma mutación genética, pueden optar por el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) durante la FIV. Esta técnica permite seleccionar embriones libres del trastorno hereditario, asegurando el nacimiento de niños sanos.
En Nicosia Fertility, ofrecemos pruebas genéticas avanzadas y DGP para ayudar a las parejas a tomar decisiones informadas y minimizar los riesgos, incluso en relaciones consanguíneas.
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